Aprender a dar mantenimiento a las rejas y acabados de metal, así como a prevenir el avance del óxido a causa de la humedad.
Uno de los materiales que más sufre las embestidas de la humedad es el metal, presente en rejas, muebles, piezas y acabados de nuestro hogar. Sobre ellos, vemos aparecer pequeños puntos rojizos que con el tiempo pueden extenderse hasta formar manchas muy visibles. De no ser tratadas a tiempo, estas pueden corroer el metal, formar agujeros y debilitarlo a tal punto que no haya otra solución más que reemplazar el mueble por completo.
Como primera medida para evitar que esto suceda, claro está, existe la prevención: distintas acciones que ayudarán a retrasar la aparición del óxido.
Si el óxido ya hizo su aparición, pero todavía se trata de sutiles puntos rojizos y de algunas manchas pequeñas en superficies metálicas sin pintura, hay cinco métodos caseros que podrán ayudarte. Una vez que hayas arreglado las partes afectadas, recuerda que lo ideal es cubrir el metal con bases anticorrosivas para prevenir una futura aparición del óxido.
Papa cruda
Las papas contienen un compuesto llamado ácido oxálico que ayuda a romper el óxido en algunos metales, incluido el hierro. Para utilizarla, solo necesitas cortar la papa por la mitad y frotar su interior contra la superficie de la reja o del objeto metálico. También puedes añadirle algunas gotas de lavavajillas, bicarbonato de sodio y/o vinagre. Después de desoxidar, enjuaga con agua limpia y pasa un paño seco.
Bicarbonato de sodio
Los compuestos del bicarbonato de sodio también son muy efectivos contra el óxido. Primero, elabora una pasta, añadiendo algunas gotas de agua al bicarbonato. Luego, cubre la superficie de la reja o del acabado en metal con esta mezcla y deja que actúe entre 20 y 30 minutos, hasta que seque. Con un cepillo o una escobilla para lavar ropa, frota la pasta para quitar el óxido. Finalmente, enjuaga con agua y seca.
Papel aluminio
Este implemento retira las partículas de óxido, pues estas quedan adheridas al aluminio, haciendo relucir nuevamente el metal. Asimismo, funciona como una lija; sin embargo, al ser más suave, no deja rayones en la superficie. Para emplearlo, forma una bola con el papel aluminio y, si deseas mayor efectividad, remójala en agua con sal o en vinagre, y frota con la bola la reja o el material oxidado. Puedes ayudarte con una espátula o un destornillador para acceder a los rincones más difíciles. Después, pasa un trapo humedecido con diluyente (o tíner) para retirar las virutas y partículas de óxido. Como siempre, al final, enjuaga con agua y seca.
Vinagre blanco y gaseosa negra
En el caso de objetos pequeños (como adornos, piezas o tornillos), puedes utilizar cualquiera de estos ingredientes. Bastará con llenar un recipiente con vinagre o gaseosa negra (cuyo compuesto, ácido fólico, ataca el óxido hasta disolverlo), introducir el objeto y dejarlo sumergido durante 24 horas. Transcurrido este tiempo, frota con una esponja de aluminio todas las partes que aún muestran óxido hasta que el metal vuelva a brillar. Enjuaga con agua y seca.
Jugo de limón y sal
Para las piezas pequeñas también puede funcionar la mezcla de estos dos ingredientes. Primero, cubre el metal con sal y déjalo reposar durante dos horas. Después, sumérgelo en jugo de limón durante 30 minutos y comienza a limpiarlo con una esponja de aluminio. Enjuaga con agua y seca.
Si las manchas rojizas de óxido son demasiado profundas o extendidas como para sacarlas con los métodos anteriores, será necesario que lijes la reja o el objeto de metal en toda su extensión, comenzando por las partes dañadas, para eliminar las partículas de óxido y remover también el acabado anterior. Para ello, sigue estos pasos:
Como ves, hay muchas alternativas para tratar el óxido, pero lo principal es que sepas identificar el problema con tiempo y aplicar la solución que mejor se adapte a las necesidades concretas del momento. ¡Mucha suerte!
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